Los cambios en la estructura política han sido vistos y mal vistos. La llegada de la denominada 4T se escucha en el discurso del Poder Ejecutivo. La sociedad recibe el mensaje a diario y de eso no hay duda, sin embargo, pareciera aun no lo vive.
El patriotismo y el mes patrio hoy día nos arropan. El mexicano que llevamos dentro derrama un nacionalismo tan característico y peculiar pero tan olvidable en cuanto pase el día más simbólico en términos nacionales. ¿Celebrar la Independencia? ¿Celebrar el clímax de violencia?, ¿Y la pobreza?, el aun analfabetismo…, ¿y la falta de estándares de calidad educativa?, ¿el acceso a la salud pública como derecho de un mexicano?, ¿la vivienda digna?…
No nos engañemos, si la Independencia era un acto en la mejora de condiciones de vida de las generaciones futuras, responsabilidad de los héroes libertadores del México de 1810, hoy volverían a caer y no por manos de fusiles extranjeros, sino por un mismo mexicano.
La delincuencia organizada y los carteles de narcotráfico hoy día ampliaron sus actividades de acuerdo a datos del sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP). La ingobernabilidad de autoridades públicas ha dado paso a tomar acciones por parte de la sociedad civil. Policías comunitarias y autodefensas son ejemplo de aquellos grupos informales que han sido obligados por las necesidades y la inseguridad que alberga en las comunidades. El discurso, “fuchila”, “guacala”, es tan insensible ante las bajas humanitarias que a diario suceden en cualquier parte del país.
Sin embargo, no todo está en manos de las autoridades públicas, el resquebrajamiento social está a flor de piel, la falta de consciencia comunitaria y la responsabilidad social con la que cada individuo contamos pareciera se está olvidando.
Desapariciones forzadas, detenciones arbitrarias, encarcelamientos políticos, fosas clandestinas, el alza en los feminicidios, el tráfico de droga y el tráfico de personas son algunas de las muchas violaciones a los Derechos Humanos.
El racismo entre mismos mexicanos, el colorido y la tez de piel auge de la discriminación, ejemplo claro de nuestra ignorancia, y no hablemos de clasismo, porque nunca acabaríamos de hundirnos ni revolcarnos entre nosotros mismos, esa raza cósmica y la filosofía de José Vasconcelos se queda más que en filosofía, en una utopía, un problema nacional y latinoamericano.
La falta de sensibilización y evolución de consciencia, se vive a diario, la basta indiferencia o la búsqueda por una identidad urbana parece desesperada, los orígenes rurales por no decir étnicos, hoy son pisados por ser parte de aquella post-modernidad que tanto empuja y se vive en los medios de comunicación masivos.
Las redes sociales son el punto de controversia, en donde todos opinamos y todos sabemos, o al menos eso es lo que creemos. El juicio de valor y la subjetividad ronda entre nosotros, lo que opinamos, lo que vemos, lo que escuchamos y lo que después interpretamos, de acuerdo a lo más conveniente en términos personales.
Se trata de avanzar como país, no de estancarnos ni mucho menos hundirnos, de desnaturalizar los males que hemos naturalizado, de visibilizar lo invisible, de buscar salidas sanas y en condiciones aptas para el país que heredemos a nuestros hijos, de trabajar hoy y que se refleje en el mañana, de educar adecuadamente ya que será el pilar de nuestra sociedad futura.
Aun así, no todo está acabado, si echamos una mirada a nuestra historia mexicana, no ha sido fácil durante los últimos 500 años, sin embargo, hoy estamos en tierras de guerreros y de increíbles personajes que jamás dejaron de creer en sus ideales ni el de cuidar y mantener esa idiosincrasia mexicana, la de no rendirnos hasta el final, y lograr la mejora para todas y todos, sin importar las circunstancias, solo por ello, reavivo mi sentimiento y el orgullo del país tan rico culturalmente con el que contamos. Por eso una vez más…. ¡VIVA MÉXICO Y HAGAMOS QUE SIGA VIVIENDO!
ROBERTO RUÍZ